Ha sido gratificante para mí vivir la experiencia de la participación activa en la red con este blog sobre periodismo y Web 2.0. Me ha remontado a aquellos momentos de la infancia de proyectos de cuentos y de diarios íntimos inconstantes. He disfrutado (y también sufrido un poco, no nos vamos a engañar) reflexionar sobre el que será mi oficio y su contexto, queriéndolo hacer bien, con criterio y coherencia. He procurado (sin mucho éxito), además, que este blog fuese una plataforma para la discusión y el debate para vosotros, periodistas o no, que lo leéis. He pretendido tener un estilo claro y respetuoso con la lengua. He dado mi opinión, pero no he hecho juicios de valor.
Y ahora me voy. No se si continuaré con otro blog, si ya estaré preparada para continuar aquellos diarios que olvidaba anualmente.
Pero me ha gustado. Os digo (a tí lector, y a tí, simplilla creación de mi mente y el gigante Blogger) adios con el corazón, con ese corazón rojo que durante dos semanas ha amado a la Web 2.0.
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